El Centro de Investigación y Educación Cooperativas
CIEC fue creado mediante Acuerdo No. 021 del 20 de septiembre de 1977, Acta
No.191 del Consejo de Administración de la Cooperativa de Profesores de la Universidad
Nacional de Colombia.
El Centro de Investigación y Educación Cooperativas
CIEC, comienza la programación académica de este año con el Curso Básico para
Cooperativas y Fondos de Empleados, el cual tiene como objetivo facilitar
herramientas que permitan a los asociados y directivos de empresas solidarias,
tener mejor comprensión del modelo de economía solidaria como un modelo
empresarial autogestionario, democrático y participativo.
Lo
invitamos a revisar la información sobre este curso, el cual tiene una
intensidad de 20 horas académicas.
LA GESTIÓN BASADA EN PRINCIPIOS Y VALORES
Entre los muchos aspectos que la propuesta
cooperativa plantea como elementos diferenciadores, los principios y los
valores mantienen un lugar de especial relevancia. El modelo cooperativo se
constituye como una propuesta humana
que reconoce en la cooperación y la solidaridad
otra forma de administrar los recursos económicos de los individuos. Esto
significa, que la racionalidad económica es diferente puesto que plantea, no
la maximización de capitales y el consumo desmedido, sino la administración
económica como medio para garantizar mayor bienestar y mejor calidad de vida.
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Esta propuesta de
principios y valores claramente establecidos deben servir a los asociados como
guías de acción y permanencia en el modelo, y a los administradores y
directivos para gestionar este propósito de forma legítima y eficiente como lo
indican los postulados del buen gobierno cooperativo.
Los valores
cooperativos funcionan como instrumentos orientadores de la conducta de los
cooperativistas y de las cooperativas. Son como rieles que marcan las pautas
para el tránsito de los vagones representados por los principios cooperativos.
Así, los valores
en las cooperativas se relacionan en primera instancia con la "empresa
cooperativa" de tal suerte que ésta, siendo una empresa de personas y para
ellas, trabaje de forma solidaria proponiendo cambios sustanciales en la
calidad de vida a partir de la ayuda mutua, la cooperación, el correcto e
implícito ejercicio de la responsabilidad social, la equidad y la igualdad.
Estas acciones son las que debe desarrollar permanentemente la dimensión
empresarial de la cooperativa.
Pero, desde la
esfera netamente humana, es decir, en donde se reconoce efectivamente que la
cooperativa es una empresa de personas y no de capital, se destacan los valores
que tienen relación con los "individuos asociados". Estos valores más
individuales tienen relación con los comportamientos éticos, honestos y
transparentes que deben mantener tanto usuarios como administradores de la
propuesta cooperativa.
Son estos valores éticos los
que permiten el desarrollo eficiente de la organización y el cumplimiento
acertado del objeto final que es el servicio, en el marco de acciones sociales
y económicas. Son estos valores, los éticos individuales, los que reafirman la
intención primera de las cooperativas de ser una propuesta ética que conduzca
al cambio de comportamientos y formas de vida en las personas a través de la
administración de recursos económicos.
Cuando falta la
honestidad, la transparencia o la conducta ética, las organizaciones ven su
gestión opacada y expuesta a riesgos de ilegitimidad, pérdida de confianza y
hasta pérdida de recursos económicos, sea por el retiro de asociados o sea por
la incapacidad gradual de responder por los recursos de los individuos que en
todos los casos son recursos públicos administrados por una empresa privada.
Esto sin tener en cuenta el riesgo reputacional y las implicaciones penales que
una mala conducta con respecto a los valores acarrea.
Por ello, el
desarrollo de la propuesta cooperativa debe mantener su mirada vigilante en el
cumplimiento de los valores y principios, en todo momento y bajo toda
circunstancia.
Empresas cooperativas sólidas
y comprometidas con el bienestar de las personas, son empresas que deben
mantener un estricto cumplimiento de todos los postulados cooperativos,
especialmente el reconocer que cada uno de los aquí involucrados prestamos un
servicio bajo la convicción de que estamos ayudando mutuamente a otras personas
y les permitimos con nuestro buen juicio y trabajo, gozar de nuevas y mejores soluciones en su vida.
Por: Javier Andrés Silva Díaz
Director del Centro de Investigación y Educación Cooperativas CIEC
Cooperativa de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia
Cooperativa de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia
BALANCE SOCIAL Y TRANSFERENCIA SOLIDARIA
Las cooperativas
como organizaciones privadas sin ánimo de lucro contemplan en su estructura
elementos fundamentales y diferenciadores que les permiten la posibilidad de
ser verdaderas gestoras de desarrollo y prosperidad. Su único propósito de
servicio y su función socio económica, entre muchas otras características, son
elementos que permiten su desarrollo y la generación de resultados positivos
para los asociados.
En la mayoría de
empresas, el factor determinante de éxito es la generación de utilidades.
Especialmente en lo que respecta a las firmas de capital, la generación de
utilidades, la entrega de dividendos a los accionistas y el fortalecimiento
patrimonial, son los únicos objetivos posibles.
Para el caso de
las cooperativas ocurre de manera distinta. Siendo importante la generación de
excedentes para permitir el fortalecimiento del capital social, estas
organizaciones tienen mayores compromisos en cuanto a sus miembros, los
asociados, y en cuanto a la responsabilidad social que ejercen como empresas
sociales y económicas.
Es evidente que en
las Asambleas generales o de Delegados como las que vamos a realizar durante el
mes de marzo, muchos asociados no solo desean ver un aumento significativo en
el volumen de los excedentes, sino que también aspiran a tener algún beneficio
en el retorno de los mismos. Pero, en la vida de la organización cooperativa,
hay elementos que son aún más trascendentes.
Así como existe un
compromiso de generar excedentes y mantener la rentabilidad del activo y del
patrimonio, las cooperativas también tienen un compromiso social que
definitivamente se debe expresar en hechos concretos. Una buena parte de estos
hechos se representa en el Balance Social, instrumento semejante al Balance
Económico, pero que no expresa indicadores financieros, tasas, cálculos o
tendencias, sino que representa el resultado de la gestión más importante de
las empresas de cooperación: la gestión social.
Son resultados de
esta gestión todos aquellos beneficios que reciben los asociados por el
carácter de dueños y usuarios que ellos mantienen; entre estos beneficios se
cuentan las capacitaciones que reciben desde la inducción a la vida
cooperativa, como el perfeccionamiento de destrezas y habilidades,
especialmente directivas. También hacen parte del Balance Social todas aquellas
actividades, monetarias o no, que se desarrollan en beneficio de la base
asociativa, entre ellas, las jornadas de recreación, cultura, salud o elementos
financieros como el bajo costo de tasas de interés, el no cobro de la
contribución del 4 x 1000 o estudio de créditos, entre otros.
Sin duda alguna,
todos estos beneficios tienen costo. La diferencia es que este costo no es
asumido de manera individual por cada asociado sino que es asumido por el
colectivo en un ejercicio responsable de cooperación y solidaridad. En resumen,
este costo lo asume el colectivo, afecta directamente al excedente pero es una
parte vital del ejercicio cooperativo.
A este ejercicio
de establecer y desarrollar un Balance Social, también se le suman otras
características y definiciones. Una de ellas es la rentabilidad social, en
paralelo a la rentabilidad económica, que debe existir en una organización que
utiliza recursos financieros. Otro elemento importante es el relacionado con el
término "Transferencia Solidaria" que según autores como Darío
Castillo Sandoval, profesor investigador de la Pontificia Universidad
Javeriana, se define como el mayor ingreso que recibe un asociado vinculado a
una cooperativa con respecto a los ingresos que puede recibir un individuo que
no está asociado a ninguna.
Esto significa,
que los asociados a las cooperativas reciben mayores ingresos producto de su
vinculación, ingresos que no necesariamente se determinan por ganancias
económicas sino por disminuciones en sus costos financieros o acceso a bonos,
descuentos en el consumo de servicios o ejercicios de educación y formación.
Dado lo anterior, la Asamblea
anual de cada organización es una excelente oportunidad para reafirmar el
compromiso de solidaridad y cooperación, de afianzar el sentido social y
económico de cada una de nuestras empresas y de reformular continuamente las
políticas de servicio y bienestar como objetivo fundamental del accionar
cooperativo.
Por: Javier Andrés Silva Díaz
Director Centro de Investigación y Educación Cooperativas CIEC
Cooperativa de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia
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EDUCACIÓN E INTERCOOPERACIÓN
COOPERATIVA
El ámbito cooperativo es un campo fértil y
propicio para hacer nuevas cosas, combinar de distintas formas los recursos
existentes, buscar la forma de prestar los servicios o generar bienestar de
nuevas maneras acordes a los cambios del mercado, las necesidades de los
asociados o la necesidad de crecer económicamente buscando la sostenibilidad en
el tiempo.
A esta necesidad de innovar
permanentemente se debe sumar, a partir de la educación, la necesidad de
intercooperar y generar alianzas con otras organizaciones, cooperativas o no,
que permitan desarrollar el objeto social y contribuir efectivamente al
crecimiento empresarial y social. La intercooperación es entonces un valor
fundamental de la organización cooperativa y por ello, parte de la formación y
la educación que se desarrolle debe estar orientada a la generación de una
cultura de ayuda mutua interna y externa. Solo cuando las organizaciones logran
unirse y trabajar de forma conjunta pueden lograr significativos resultados,
tanto en materia económica como social.
La intercooperación, como desarrollo de un principio cooperativo, tiene diversas manifestaciones que surgen, no solo de desarrollar acciones conjuntas, sino de informar y comunicar sobre sus procesos y realizaciones. De esta manera, educación e intercooperación son elementos íntimamente relacionados con la comunicación y la información como piezas claves de gestión empresarial y desarrollo humano. Una organización que aprende y crece debe mostrar sus resultados y orientar a sus dueños, empleados y grupos de interés hacia las ventajas de la cooperación y la ayuda mutua, como elementos indispensables de una empresa social y económicamente rentable que impacta en la comunidad a través del desarrollo y la construcción de riqueza colectiva.
La intercooperación, como desarrollo de un principio cooperativo, tiene diversas manifestaciones que surgen, no solo de desarrollar acciones conjuntas, sino de informar y comunicar sobre sus procesos y realizaciones. De esta manera, educación e intercooperación son elementos íntimamente relacionados con la comunicación y la información como piezas claves de gestión empresarial y desarrollo humano. Una organización que aprende y crece debe mostrar sus resultados y orientar a sus dueños, empleados y grupos de interés hacia las ventajas de la cooperación y la ayuda mutua, como elementos indispensables de una empresa social y económicamente rentable que impacta en la comunidad a través del desarrollo y la construcción de riqueza colectiva.
Sería prácticamente imposible
pensar una organización exitosa que no pregone su modelo y ventajas frente a su
comunidad y que no contribuya a movilizar personas, recursos y esfuerzos hacia
la consecución del bien común. La educación cooperativa fortalece la idea y la
realidad de que la cooperativa es un actor social eficiente capaz de generar
resultados positivos y que el bien común, más allá de ser un elemento utópico,
es un hecho concreto que se puede alcanzar a partir de la gestión del modelo
cooperativo, propuesta que entre sus muchas ventajas pregona la
intercooperación como una de sus máximas fortalezas.
Pese a lo anterior aún
existen, y hasta tratan de prosperar, organizaciones que en su desarrollo
eliminan la posibilidad de cooperar con otras formas similares o incluso, con
formas empresariales diferentes pero que contienen puntos en común. Muchas
organizaciones padecen de olvido, el mismo que a veces criticamos de nuestros
propios asociados. Algo así como que se olvidan los beneficios recibidos en el
tiempo y las necesidades superadas; se olvida el deber ser de una organización
basada en la cooperación y la solidaridad y, lo que es peor aún, se olvida
frecuentemente hacia dónde deberían ir las personas y las organizaciones en
cuanto a la necesidad siempre permanente de "intercooperar".
Alcanzar beneficios,
prosperar, satisfacer necesidades y en síntesis todos aquellos elementos
favorables que tanto asociados como organizaciones cooperativas reciben gracias
a su modelo de gestión, no deben ser un motivo para cambiar el rumbo de la
cooperación; al contrario, debe ser el fundamento que permita el
fortalecimiento de los distintos valores que pregona la propuesta cooperativa,
especialmente intercooperar.
Por: Javier Andrés Silva Díaz
Director Centro de Investigación y Educación Cooperativas CIEC
Cooperativa de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia
UN SECTOR CON GRANDES OPORTUNIDADES
El pasado mes de diciembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas
declaró el año 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas. Este hecho,
más que ser un motivo de complacencia para todos los que nos consideramos
asociados cooperativos, es un reto que nos debe llevar a desarrollar fielmente
las características propuestas por el modelo cooperativo en el ámbito mundial,
especialmente lo relacionado con el interés y compromiso con la comunidad y la
responsabilidad de generar herramientas valiosas y permanentes para el
desarrollo social.
El año 2009 se caracterizó por ser un año de
incertidumbre y ajuste en razón a la crisis económica que impacto fuertemente a
los mercados internacionales desde mediados del año 2008 y que repercutió
realmente a lo largo del año 2009; incluso hoy, cuando ya han transcurrido dos
meses del año 2010, se siguen sintiendo desajustes económicos en el ámbito
mundial que afectan directa o indirectamente a nuestra sociedad. Sin embargo,
pese a este periodo crítico en el manejo de la economía mundial, distintos
sectores entre académicos, políticos e incluso económicos, han fijado su mirada
sobre el modelo cooperativo, precisando que en este modelo se encuentran
algunas virtudes que permiten que los individuos realmente gocen de bienestar,
accedan a servicios financieros como el ahorro y el crédito, desarrollen la
educación y la formación de sus miembros y garanticen instrumentos democráticos
en su desarrollo y expansión. Pero tal vez, sobre todas estas virtudes, la más
importante es la que tiene que ver con la preponderancia de los seres humanos
sobre los sistemas económicos. Recordemos que la propuesta cooperativa en
principio, más que ser una propuesta económica, es una propuesta ética que debe
permitir el desarrollo integral de los individuos.
Específicamente en lo relacionado con el manejo de
las operaciones de carácter financiero, el año 2009 se caracterizó por ser el
año de la prudencia en el manejo económico. Atendiendo el llamado realizado
hace un año por los distintos actores del sector cooperativo, el año 2009 se
caracterizó por promover el ahorro, disminuir el endeudamiento y administrar de
mejor forma y medida los recursos de crédito. Sin disminuir el acceso a los
servicios o la calidad de los mismos, los asociados manifestaron en mayor
medida su compromiso con el sector, aumentaron sus niveles de depósitos y
ahorro demostrando su confianza y compromiso, y administraron con mayor
eficiencia sus recursos de crédito. Sin desconocer que algunas organizaciones
superaron el indicador de cartera en mora y llegaron a topes entre el 6.0 y 7.0
por ciento, un buen número de organizaciones se dieron a la tarea de recuperar
sus recursos de crédito sin perder de vista la imperiosa necesidad de prestar
servicios de calidad y en forma oportuna.
El año 2010 aún es incierto en términos económicos.
La expectativa de un indicador de inflación bajo, la disminución gradual de
tasas de interés y de otra parte, el aumento progresivo en los índices de
desempleo, entre muchos otros factores, hacen pensar que este nuevo año también
deberá contener altos índices de prudencia. Sin embargo, también es necesario
precisar que el modelo cooperativo está en el mejor momento para afianzar su
compromiso con la sociedad, demostrar sus virtudes, impactar económicamente y
permitir el desarrollo y crecimiento socio económico.
Son muchas las oportunidades y retos que tiene el
sector cooperativo para el nuevo año y para los años venideros, especialmente
cuando el mundo empieza a reconocer abiertamente la existencia de un modelo
capaz de garantizar el bienestar de los individuos. Es la oportunidad para
desarrollar operaciones de ahorro que permitan estabilidad y calidad de vida;
operaciones de crédito que permitan el acceso a nuevos bienes y servicios;
operaciones comerciales que incentiven la producción, la creatividad, el
emprendimiento y la innovación; es el momento para fortalecer la educación y la
formación entre los asociados, afianzar la autonomía, la participación y la
gestión democrática; en síntesis, es la oportunidad de cooperar decididamente.
Por: Javier Andrés Silva Díaz
Director Centro de Investigación y Educación Cooperativas CIEC
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